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Hablemos de emociones y experiencias
Esta semana he leído 2 noticias que me han parecido muy
interesantes y me han conducido a reflexionar sobre el poder del marketing para
generar experiencias en los consumidores y el valor que éstos les dan.
La 1º noticia es sobre el lanzamiento de la app de Domino’s Pizza que según el ruido abdominal de la persona aconseja una pizza y le ofrece al usuario un descuento. (Fuente: MarketingNews)
La 1º noticia es sobre el lanzamiento de la app de Domino’s Pizza que según el ruido abdominal de la persona aconseja una pizza y le ofrece al usuario un descuento. (Fuente: MarketingNews)
La 2º noticia es sobre el informe ‘Outlook Report 2015’en el que se pone de
manifiesto que 2015 será el año donde la
tecnología irá más allá y ofrecerá más intercambios emocionales entre marcas y
consumidores.(Fuente: MarketingNews)
Los usuarios recibimos unos 3.000 impactos publicitarios al
día, por lo que es normal que cada vez más las marcas deban trabajar para que
seamos capaces de recordarlas por encima del resto. Más allá de la estrategia
de repetición constante que conlleva grandes inversiones en distintos medios,
las marcas deben realizar acciones potentes para tener alguna posibilidad de
ser recordadas. En la era del “érase un hombre a un móvil pegado”, donde hasta
un “wereable” nos dice lo que masticamos o cómo es la calidad de nuestro sueño,
entiendo perfectamente que haya que trabajar para ser diferentes y crear
conceptos o app’s que a la vez que le dan al usuario una experiencia distinta,
permitan a las compañías obtener información de estos mismos para que
posteriormente esa experiencia sea más personalizada.
Desde mi punto de vista,
los usuarios somos cada vez más conscientes de que las empresas utilizan
nuestros datos, si no ¿por qué Gmail y muchos servicios que podemos utilizar de
Google son gratuitos? Pero si no recibimos algo a cambio, como el descuento en
el caso de Domino’s Pizza, creo que no terminamos de entender cuál es el
beneficio que obtenemos nosotros por interactuar con una marca.
Cuando pienso en el punto en el que estamos y a dónde
podemos llegar da un poco de vértigo ¿no? Por otro lado, ¿todos tenemos un
valor económico?¿Si no recibimos algo a cambio que generalmente sea una
reducción en precio, no estamos dispuestos a vivir ese “intercambio emocional”?